Sin embargo, las hogueras causan un curioso fenómeno que los meteorólogos del gobierno no han sabido predecir. Al entrar en combustión, los libros liberan verbos y sustantivos a la atmósfera. Estos actúan como núcleos en donde se condensan y forman gotas de agua, colisionan entre sí y van aumentando de tamaño hasta que son tan pesados que caen a la tierra. Así, comienzan a llover palabras.
Donde prospera la imaginación
El título del libro también da nombre al primero de los doce relatos de esta colección de cuentos, la segunda que nuestro querido Alejandro J. Niklison publica en Franz. Nos encantan los cuentos del autor de El peso de una pluma de avestruz, uno de los pioneros de la editorial cuando todavía era artesana. Sus historias acontecen en los intersticios de lo real, entre lo cotidiano y lo fantástico, allí donde la imaginación prospera.
Este nuevo viaje hacia la metaficción que nos regala Niklison comienza con ‘El hombre artificial’, ‘La hora del té’ y ‘Monstruos’, entre otros mundos infantiles de fantasía con guiños al género de terror, y termina en una coda de oro metaliteraria, ‘Detrás de la cortina de hierro, por Alejandro J. Niklison’, tras recorrer las hiperbólicas incertidumbres existenciales humanas en relatos como ‘Inconvenientes y tribulaciones de salir con la Julita’, ‘Paternidad’ o ‘Correcta actitud ante la certeza de no ser un cóndor’, que se van haciendo cada vez más ficticios y autorreferenciales.