«Melchor López es un poeta de culto».

Carlos Alcorta

La pérdida y el origen

«La infancia es el edén de las maravillas vislumbradas, una suerte de sueño amenazado. Es un jardín secreto en el que el rumor lejano nos trae la voz de una madre capaz de percibir los más leves terremotos, la sutileza del vilano que siembra el mundo, las alas rotas de un pájaro herido. ¿No es acaso la tarea del poeta recuperar al niño que hemos sido, al niño que se fue, al niño que ya no somos, recorriendo un jardín de senderos desdibujados? ¿Y cuál es el origen de esa voz? ¿De dónde brota la endecha por la pérdida de aquel edén?

En este nuevo libro de Melchor López —una suerte de memorias líricas escritas a caballo entre la prosa poética y el poema en prosa— se muestra el encuentro o el descubrimiento, el prodigio y la tragedia, del niño, del huérfano, con los enigmas de la muerte, el mundo y la poesía».

Régulo Hernández

La ilustración de portada es un dibujo del artista Carlos Schwartz.
—Colección Poesía—Formato: 10,5 x 20 cm—ISBN: 978-84-122407-0-2—Nº de págs: 78—Precio: 7 €

«Una rara manifestación de límpida, personal y alumbradora poesía»

—Sergio Barreto

«Conmovedor conjunto de poemas en prosa que profundizan en el sentimiento de orfandad, en las imágenes y motivos fundadores de una vocación poética»—Emma Rodríguez

La poeta y periodista Bárbara Mingo Costales ha escrito una bella reseña del libro de Melchor López y la ha publicado en el número de junio 2021 de la revista de pensamiento y literatura Letras Libres. Es una introducción impecable al universo del poeta López: pone en contexto sus raíces literarias y posicionamiento intelectual, nos recuerda el prestigio de su obra, comenta con delicadeza el poemario Niño y nos invita al prodigio incógnito de su lectura. Gratitud poética infinita, querida Bárbara.

«En Niño, los versos de Melchor López vuelan alto, hasta la cima de la conciencia»—Carlos Alcorta

«Honesto, puro y luminoso»

—Álvaro Valverde

«Uno de los mejores poemarios de 2020 por su rigor estético, por su poesía límpida, primigenia y dolorosa»—Francisco Javier irozaki