Y aun así continuó descendiendo, con pasos que ahora parecían de pértiga. Casi volaba, saltaba y se suspendía en el aire y caía unos buenos metros más abajo, sin con- seguir recortar la menor distancia.
Las fragilidades del ser contemporáneo

Un conjunto de relatos cortos, la mayoría especialmente breves: 17 piezas en total. Los personajes son obsesos y también la prosa que los describe se encierra sobre los detalles de un modo que resulta pertinaz. Los motivos que se tratan en estos cuentos conforman un corpus de retales de realidad o ficción y, también, un corpus de síntomas de las fragilidades del ser humano de nuestro tiempo. Son diversos los temas sobre la contemporaneidad que toca Nicolás Melini en este libro: el no-lugar, la vejez desamparada del occidental, el cuerpo como identidad atacada…

En Talón, el escritor parece querer contarse, hablar de sí mismo desde la ficción. Fragmento a fragmento van cayendo nuevas y específicas ideas: las pulsaciones incapacitares (o suicidas) de la persona moderna, la negatividad ante el vacío existencial, la indolencia masoquista, los espejismos del narciso que somos…

Se podría decir que estos cuentos buscan, en cierto modo, el punto débil de las personas que somos en este tiempo. «En nuestro imaginario, el título Talón remite inmediatamente a Aquiles y por tanto a una falla, a un punto flaco», explica Melini. El libro enfrenta al lector, no le permite momentos de escapatoria, no es un placebo. Se trata de un dispositivo que nos sitúa y empuja contra la pared. Tras su lectura no podemos sino haber conjurado algunos de nuestros más íntimos temores.

—Colección Moderna—Formato: 10,5 x 20 cm—ISBN: 978-84-123318-2-0—Nª de páginas: 128—Precio: 12 €

«Una dicción exacta y exigente»

«Filiación beckettiana en los aterradores “Pared” y “Elasticidad comprobada”; «guiños a Palahniuk en Salir; ecos de David Foster Wallace en “Talón”; e “Indolente” exigiría de un Cronenberg para su traducción cinematográfica»

«En este potente libro sobre el estado del malestar, Melini explora el sentido de la esquiva y problemática identidad del sujeto contemporáneo».

—Ricardo Menéndez Salmón

«Por lo que se refiere al cuento, destacaría entre los mejores libros de 2021 los de Gonzalo Calcedo (Como ánades) y Cristina Cerrada (660 mujeres), ambos en Menoscuarto; el de Domingo Villar (Algunos cuentos reunidos, Siruela); Sonia Hernández (Maneras de irse, Acantilado); los de Ernesto Calabuig (Frágiles humanos) y Pepe Cervera (Azufre), en Tres Hermanas; Nicolás Melini (Talón, Franz) y Miguel Serrano Larraz (Si no eres, lo menos que podrías hacer es decirlo, Prensas de la Universidad de Zaragoza)»

—Fernando Valls

«Es uno de los cuentistas más importantes del panorama hispanoamericano y vuelve a demostrarlo con este hermoso, inquietante y profundo libro de cuentos»

«Un libro que, por su hondura de mirada sobre el vacío de este tiempo y sobre el ensimismamiento de todos, seguro va a producir, como poco, un ajuste de enfoque en nuestra circunstancia»

—Pedro Crenes

«Sus cuentos narran todas las otras cosas oscuras que suceden alrededor de un acontecimiento. Es la esencia de la literatura: iluminar las zonas del lenguaje, del ser humano, que quedan oscurecidas, en las que no nos habíamos fijado hasta que alguien las nombra, las ilumina. Hacer la realidad más compleja, en definitiva»

«Melini arma un estupendo libro de relatos en el que se muestran esos descampados de la vida de las personas [...] y a un ser humano atrapado en sus rutinas, en un cuerpo que es y no es, en una identidad que le pertenece y no, y que está tremendamente solo, que es dolorosamente frágil e insignificante»

—Diego Sánchez Aguilar

«Un buen cuento tiene que secuestrar al lector desde la primera frase y sorprenderlo al final. Esa es la intensidad del relato breve»

«No sé si la literatura da respuestas, pero estas narraciones de Melini nos conmocionan»

—Felipe García Landín

«Todos los cuentos tienen que ver con algún tipo de falla. Y el talón, culturalmente, nos remite al talón de Aquiles»

«El libro nos habla de cómo somos hoy pero desde los márgenes»

—Nicolás Melini